La piel es considerada el órgano más grande ser humano, cuya formación inicia desde el embrión hasta cumplido el mes de nacimiento.

La delgada capa de piel de bebés presenta bajas defensas ante los agentes infecciosos y parasitarios debido a que su sistema inmune es inmaduro aún. Por lo anterior, es indispensable tomar las medidas necesarias para evitar inconvenientes y malestares para el pequeño.

EN EL VERANO

Durante los primeros seis meses de vida, los expertos recomiendan evitar la exposición de los lactantes directamente al sol, además aconsejan no utilizar cremas fotoprotectoras debido a la permeabilidad de su piel a esa edad.

Ya desde los siete meses, al pasar más tiempo en el exterior, es fundamental cuidar la delicada piel del lactante ante la radiación ultravioleta, evitando la exposición solar entre las 11 am y las 16 pm. Es importante resaltar que se debe proteger la piel de los pequeños cada vez que se les saque al aire libre con cremas con factor de protección desde 30, media hora antes de salir y aplicando cada dos o tres horas.

Al mismo tiempo, siempre que se exponga a los rayos solares debe utilizar sombrero o bien usar una sombrilla en la silla o el coche.

Otros agentes a los que se debe estar alerta en esta época es a las picaduras de insectos como mosquitos, zancudos, abejas entre otros. Para no exponerlo a esto, se debe acudir a los repelentes en forma de parche que se utilizan sobre la ropa o coche que alejan a los insectos.

EN EL INVIERNO

Para evitar que su piel quede resaca, agrietada o áspera hay que evitar darle baños muy calientes, la temperatura del agua debe estar entre los 30 y 32 grados centígrados y el baño basta con cinco minutos y no debe durar más de 15 minutos.

Es suficiente lavarlos entre dos o tres veces por semana.

En el momento de abrigarlos tampoco se debe exagerar para evitar que suden, su traspiración puede provocar pequeños granitos o enrojecimiento, especialmente en sus piernas, cuello y tronco.

Fuente: Web Consultas, Guía Infantil