Durante el embarazo son las mujeres las que está viviendo más que nadie el proceso de apego, debido al incuestionable vínculo físico que une a la futura mamá con el bebé en gestación. Pero, cuando la guagua nace… es ahí cuando los hombres tienen todas las opciones de verse frente a frente con su pequeño o pequeña y unirse en un poderoso lazo paternal.
Hace no mucho tiempo -probablemente no más de un par de décadas- se entendía estrictamente que las mujeres eran las principales responsables de la crianza de los hijos, desde el nacimiento hasta ya su independencia. Aunque todavía pareciera persistir la arraigada idea que diferencia de forma dicotómica la maternidad de la paternidad, esto afortunadamente ha ido cambiado de forma paulatina y progresiva.
A la vez que las mujeres han ingresado al mundo laboral, los hombres lo han hecho al mundo del hogar, transformando los roles en un tema del pasado y en el que se apuesta por ser progenitores e individuos más íntegros, tanto en el plano productivo como familiar.
En este sentido, una de las evoluciones más interesantes ha sido la experimentada por los hombres, quienes hoy están comprendiendo que su presencia durante la crianza y cuidado de los pequeños es igualmente importante que la desarrollada por la mujer. Ser papá no es sinónimo de traer las cosas que se necesitan, ser papá hoy está constituido por muchas otras tareas, como pasar tiempo con el bebé, cambiar los pañales, preparar la mamadera, etc.
LA IMPORTANCIA DE LOS PAPÁS
Según una columna de Francisca Morales, encargada Área Desarrollo Infantil Temprano en UNICEF Chile, “mirando algunos aspectos de la especificidad que aporta el padre, algunos autores señalan que los padres son los que aportan más en el desarrollo motor del niño, por el tipo de juegos que tienden a hacer con ellos; les ayudan a salir al mundo y en el proceso de ‘destete’ de la mamá”.
Asimismo, agrega que “hay otra importancia de la presencia del padre en la crianza, que es un aporte indirecto hacia el niño: es su apoyo hacia la mamá gestante o que ha tenido recién a su guagua. En la primera etapa del nacimiento de un hijo cuando una mujer se siente querida, cuidada, y acompañada puede estar en mejor disposición para la lactancia y el cuidado del hijo que resultan tareas a veces muy cansadoras”.
Pero no siempre el papá y la mamá viven juntos. Situación que puede deberse a diversas razones. Al respecto, Morales indica que la Convención sobre los Derechos del Niño plantea en su Artículo 18 que las naciones que se han suscrito deben promover el que ambos padres asuman obligaciones comunes en lo que respecta al cuidado y crianza de los hijos.
“Hoy que la mujer ha ingresado al mundo laboral, y cuando esta tarea se puede compartir, el desafío para los padres es poder ser junto con ella ‘proveedores afectivos’”.
Fuente: Crececontigo.gob.cl
